domingo, 2 de diciembre de 2012

Vueltas y vueltas


Últimamente odio las 3:30 de la tarde, aunque en noticias vi que ese formato horario ya no se usa sino que debe decirse las 15:30 (mil quinientas treinta como diría Pedro Galindo). A esa hora vi que la materia Teorías del Poder me había quedado en 2,9. Pienso una y otra vez en viajar o no a Ibagué, me decido y lo hago, tomo mis 2 maletas y me monto en un transmilenio  rumbo al terminal del sur.

Es impresionante ver tantos contrastes en solo media hora, la vecina del segundo piso que da la vida por la espuma esa mal hecha que tiene de perro o perra apenas salgo, 10 minutos después pasar por la trece y ver a los habitantes de la calle prendiendo fuego para el calor, empezaba a llover. Pienso en cada una de mis notas, cada porcentaje, cada decima, centésima, milésima y luego plas! recapacito, no es un velocímetro ni nada por el estilo, es la academia, es el logro no cumplido, es la decepción no solo para mi mamá y mi novia que son las personas que más me importan, es la decepción conmigo, la decepción que debe haber sido para el profesor aunque, éste ya debe estar acostumbrado a que l sus estudiantes reprueben sus materias, ya me había pasado una vez en Siglo XIX y pensé que este podía ser el desquite, no lo fue, triste historia la que me acompaña de nuevo al igual que la vista de la calle, es evidente que afuera es horrible, sin embargo dentro de mí siento que es peor.

Recuerdo el inicio del curso, salimos de clase y Múnera nos preguntó: “¿cómo vieron la presentación del curso? Esto es diferente a siglo XIX. Hay que trabajar” y se rió de una manera que lo único que expresaba era la satisfacción de dictar la materia. Hobbes al principio, Spinoza después, no entendía absolutamente nada, los ensayos no supe hacerlos sino hasta el último que entregué. Mal hice en escoger esa porquería de tema pensaba, John Lennon y el Poder… recuerdo haberle dicho al profesor que el tema me apasionaba, de hecho no me importó seguir derecho haciendo los trabajos ni leerme los 3 libros base que utilicé para los mismos, mucho menos me importó escuchar gran parte de la discografía de Lennnon con Yoko tanto con The Beatles, de hecho han sido trabajos que he disfrutado haciendo y que lastimosamente hice mal pero a la mierda: lo disfruté.

Estoy a punto de llegar al portal del sur y veo un par de chicos brillando el marco de sus bicicletas, lo primero que pienso es: par de ratas, alistándose para robar.[1] Hago cuentas una por una, 13% mas 13% y formo el 100% de todos los trabajos entregados, reseñas, ensayos, mal desde el principio pero con un ánimo que me invitaba a seguir la materia, paradójicamente Luhmann me hizo sentir que tenía una oportunidad de pasar la materia, luego de recibir un 2,3 y luego un 2,5 hice cuentas en casa sobre la nota del siguiente ensayo, la siguiente reseña y el parcial oral final, todavía había una oportunidad de pasar, dado mi pasado examen oral con Múnera en el cual me dijo leguleyo aterricé y pensé que no soy bueno para estas pruebas, menos necesitando nota, ya había tenido el final con Novoa y con Diego Hernández y lo había conseguido, sin embargo es diferente tener la presión de querer conseguir una nota y no saber cuál es. Quería un 3,7 en el final, sabía que con eso tenía altas probabilidades de pasar.

Lo olvido todo por un momento, es hora de buscar pasaje para Ibagué, es viernes y son casi las 5, maldita hora pico, maldito tráfico bogotano, maldito terminal que siempre tiene fila. Afortunadamente conseguí pasaje rápido y mientras la kia[2] daba la vuelta miré el cementerio, recordé que 3 días antes había tenido aquel examen oral y en la noche me pasaron una canción que desde ese día he tenido en la cabeza y me recuerda la impotencia y la decepción, la decepción para conmigo mismo que no dejo de tener pero que me anima y me desanima “Let the wires Ring” de Will Oldham.[3] Que alegre es la música triste, Jim Morrison decía que el dolor es lo que nos hace sentir vivos. Maldita sea, sigo pensando en música, Morrison, ¿acaso Lennon me ayudó? ¿Por qué habría de hacerlo? mal del hombre es quitarse sus responsabilidades y querérselas dar a los demás, ya sea que estén vivos, muertos o no existan.

Estoy llegando al segundo peaje y la situación no cambia, nota por nota, trabajo por trabajo y luego pienso: sigo con el sin sabor del examen oral, a veces es mejor mentir, quizás si no hubiera demostrado mi miedo en el parcial, mi necesidad, quizás si hubiera dicho que duermo bien, quizás, quizás, quizás, quizás nada, ya lo hice y fue evidente mi decepción a la hora de escuchar la nota, aquella chica que patinó en la segunda pregunta 4,7 creo, Carlo 3,5 y yo 3,2. En ese momento sabía que el posible 3,1 o 3 se había ido a la mierda, pero cuando pregunta el profesor “¿escuchó su nota?” –sí señor. Salí casi inmediatamente de la Universidad a hacer cuentas con Carlo y él sabía que la había perdido, yo guardaba hasta el martes un pedacito de esperanza, luego de desayunar una cerveza pensé de nuevo (como lo hice en el peaje de Chinauta o Silvania lo que sea) en mis respuestas, pensé que no habían estado mal, creí que iba a sacar más que Carlo y él creyó lo mismo, hasta pensamos que las notas estaban trocadas.

Me quedé dormido casi hasta llegar a mi destino y no fue sino hasta entonces que volví a pensar en ese 2,9. 2,3+2,5+3,4/3=2,7 esa fue la forma de sacar mi última nota y la nota en sí, lastimosamente iba en acenso, tanto en las reseñas como en los ensayos, de 2,3 a 2,5 bueno, algo, algo, un poquito más de elaboración, en algo mejoré y así iba, quizás una mala palabra, un concepto mal utilizado, no soy amigo de las teorías y es paradójico en las de la Administración Pública donde no aprendí todo lo que aprendí en Poder, sin el 30% tenga la misma nota. Ambiguas son las matemáticas en medio de su exactitud, 0.54 en ese 13% final, con 0,55 tendría un 3, pero así como hago esa cuenta a mi favor podrían hacerse las cuentas al revés, 3,5=1,1. No quise matarme la cabeza y pensar en mi probable 2,94 o 2, lo que sea que de menos que no quiero y me niego a pensar, 2 es 2 y es insuficiencia en un sistema de calificación numérico. Sin embargo no sé qué quiero, no sé por qué escribo, no sé si quiero o no lograr o alcanzar algo con esto, quizás (de nuevo el quizás) es una forma de expresar mi inconformidad frente a algo y mi impotencia a la vez.

Hay algo que no logro entender y es que no sé si siento felicidad o no de ver Teorías del Poder de nuevo, desde la primera semana comenté con una compañera: parcera a mi no me disgustaría ver la materia de nuevo, está una chimba (existe la posibilidad de ir como asistente y aunque ella canceló, decidí demostrarme que sí podía pasarla). La incertidumbre ante esa posibilidad es una sensación rara, esto aunado a la impotencia de hacer que el tiempo pase más rápido para acabar el siguiente semestre y el que viene. En la últimas clase a la que asistí tomé apuntes sobre Foucault y uno de ellos decía:
Ambivalencia del sujeto:
-encuentro de subjetividad, el que sujeta.
-aquel sujetado y producido por las relaciones de Poder.
-sometido a su propia identidad.
*Emanciparse de la propia identidad es lo más hijueputa!

Desde que se explicó eso en clase ¡ah mierda! Nunca antes unos apuntes me habían dado tantas vueltas en la cabeza, qué han hecho y he hecho de mí, no sé ni siquiera qué quiero en estos momentos, no sé qué quise en el bus, en el parcial, en el semestre, la vida es una contingencia. “whit all this fever in my mind… oh where do my bluebird fly”


[1] Luego de que me hayan robado 2 veces en bicicleta y personas tan similares me he negado al análisis, me dan miedo y por eso desprecio a quienes usan saco grandote, bicicleta cross generalmente cromada y una cachucha o “vasca tres pisos”.
[2] Solo había de estos buses para Ibagué, $5000 más caro que la van pero iba cómodo y llegaría rápido.

lunes, 5 de noviembre de 2012

No solo se trata de vivir


La última vez que miré el reloj eran las 3:30, salí de mi casa y me devolví para sacar la basura, una bolsa negra inmensa llena de papeles, cartón, botellas y dentro otra más pequeña con los restos de la cocina: cáscaras, restos de comida y demás orgánicos, además de la mierda del baño, sí, es cierto, daño el reciclaje de mi hermana.

Una vez afuera echo a andar pensando en lo que necesito comprar: huevos, limón, pastas para la gripa y pan. Cuando tomé camino hacia la tienda me olvidé de todo, miré hacia el cielo y estaba nublado, oscuro, como si fuera a llover. No tengo necesidad de ver si vienen carros a la hora de pasar la calle, solo se escucha una moto a lo lejos, así que paso con las manos en los bolsillos y mirando hacia abajo.  Las calles de este barrio le rinden tributo al nombre del mismo: La Soledad. Camino despacio, nadie me espera, estoy como el barrio, como sus calles.

Ya llevo tres cuadras caminando y vuelvo a levantar la mirada al cielo, pareciera que he caminado dos horas, el sol debería estar en algún lado, detrás de mí para ser exacto pero no, habrán pasado quince minutos desde que salí de mi casa. Entonces recuerdo mi niñez, las tardes en casa de las hermanas de mi mamá, esperando el chocolate que haría alguna de ellas mientras yo estaba con jugando con sus hijos y mi hermana, pero hay una diferencia, el cielo era mucho más claro, así fueran las 5:30 de la tarde jamás se vería tan oscuro como ahora, es triste, melancólico, aburrido, nada tiene el cielo bogotano, sé que más tarde cuando anochezca, ni luna ni estrellas se habrán en el mismo, es algo que poco se ve por acá.

Sigo avanzando pero miro al frente, no quiero caerme por andar mirando ese cielo oscuro.  Ahora veo la montaña, “los cerros” como le llaman acá, no ayudan de mucho, la montaña se ve cada vez más muerta pero me sirve para entender esta ciudad y sus habitantes, que me perdonen los bogotanos y bogotanas (debo ser incluyente, después me dicen sexista) que me conocen si les llego a ofender, no busco generalizar pero hasta ellos y ellas entenderán que acá cada vez se vive menos.

Llevo cuatro o cinco años en esta ciudad, esta puta ciudad como dice aquella canción de Fito Páez, no importa con exactitud cuánto tiempo sea, entre más peor y por eso me niego a hacer las cuentas. No me gusta sentir que muero cada día y mucho menos pensar en el tiempo que me queda, aunque es eso en verdad lo que me está matando.

Doblo a la izquierda y ya no voy a comprar nada, solo quiero  un café, quizás dos. Olvidarme de todo lo que he venido pensando pero ¿qué haría? ¿Acaso seguir recordando el otro cielo? Ese cielo de mi niñez, ese cielo de hace 4 o 5 años, azul claro con nubes blancas y de colores, con la luna brillando cada noche rodeada de estrellas. En aquel cielo, o mejor dicho, debajo de él está todo lo que quiero. Mirar a la montaña y sentir su aire cálido me reconfortan, la montaña de allá, no estos cerros. La tranquilidad y comodidad me hacen querer volver, lo haré, cada día falta menos.

Me siento en una cafetería y pido mi anhelado café (tinto como dicen acá), pienso en Laura, mi soledad y desolación se van por un momento al pensar que cuando vuelva estaremos juntos, sé que ella también lo quiere así. Imagino como envejecemos y río sólo en una mesa, la gente me mira pero no importa. Sigo soñando, soy feliz hasta que me dicen que debo 1700 pesos “del tinto”, me enojo, quería otro pero me han echado del lugar, pago con un billete de dos mil y salgo de nuevo a la calle a caminar, a recordar, a pensar a dejar de vivir hasta que regrese con ella.

viernes, 2 de noviembre de 2012

El Gato y yo


Es ese gato de nuevo,
el desgraciado se sube al tejado
y no para de hacer ruidos,
habrá que echarle agua, ponerle
una trampa para que se vaya.
Qué hará allá arriba?
acaso se pondrá cita con una gata?
no, siempre está solo
me pregunto qué busca cada noche,
es molesto saber que está ahí.
Mañana veré que quiere,
quizás sea hora de conversar con él,
está gordo: no busca comida,
tiene su hogar en la casa de al lado,
por qué sube a mi tejado?
Lo mataré, es lo único que queda,
necesito dormir,  no me deja,
maúlla todas las noches sin cesar,
unas noches más que otras pero siempre,
siempre se le oye por las noches.
A veces pienso que está enamorado,
quizás se crea novio de la luna,
pensándolo mejor, no soy quien para matarle:
todas las noches pienso en ella y
hago una oración por ella.
El maldito gato y yo  hacemos lo mismo,
querría el matarme? No!
le invitaré acá abajo y me excusaré
está enamorado como yo,
será mejor conversar y llegar a un acuerdo.
Al igual que el gato mi amor está lejos,
solo hay una forma de hablarle,
me treparé al tejado junto a él y gritaré
cada noche bajo la luna mientras él maúlla:
te amo Viktoria, te amo!

viernes, 5 de octubre de 2012

El amor es sobrenatural

Se le ve todas las noches asomarse a la ventana en busca de su amada, algunas noches no consigue verla pero él es insistente y se asoma la noche siguiente, quizás esté escuro y la neblina obstruya su visión, quizás se pase de hora, quizás tenga cosas que hacer pero siempre se asoma a aquella ventana a espiar a a quien tanto desea.

Casi dos años lleva ese mísero gato sacando su peluda cabeza por la ventana y maullando sin clemencia cuando no la ve, hay ocasiones en las que decide salir al tejado a buscarla, desde allí le puede ver toda la noche, pasa la noche en vela observando su recorrido.

Se siente el más afortunado, piensa que las estrellas están a su favor y cuando habla con ellas le manda razones a la luna, pero hay una muy especial que suele mandarle con Algieba: "espera luna llena, espera por mi, cada noche salgo acá para irme contigo pero mis ojos se hipnotizan contigo, estoy seguro que cuando los cierre, estaré en el sueño eterno junto a ti."

jueves, 27 de septiembre de 2012

Acerca de soñar.


Me he puesto a reflexionar sobre el ahora de mi vida, vaya si es deprimente el panorama, sin embargo hay algo por lo cual seguir, es un sueño, el pensar en un jardín lleno de flores me impulsa a seguir adelante ¿para qué las flores sino para cuidarlas, arrancarlas y dárselas a alguien? Es cierto, ella es parte del sueño, malditos sean los sueños cuando solo son eso, por eso es que no he muerto, no quiero soñar, no quiero seguir en la tranquilidad de la nada, no quiero seguir siendo un idealista, criticón, bocón, un güevon.  

Empezaré con un girasol, poco a poco se hará realidad el jardín, no lo sembraré, se lo daré, luego dos rosas, luego una amapola y un tulipán, no hay sitio para gardenias y ni claveles. Le daré violetas y algunas margaritas, le daré todo para el jardín, es obvio que ya no hablo de un jardín, le daré todo, todo, a cambio solo quiero sus ojos y su sonrisa, su voz siempre cantando y su mano para que jamás me deje ir.

A Laura y las preocupaciones que me da.


Es entonces cuando empiezo a perder la cabeza,
no sé nada de ti, estoy enloqueciendo.
Maldigo los 200 kms que nos separan,
maldigo la poca omnipotencia,
mejor dicho la impotencia de dios.

Me empiezo a desesperar, Laura eres tú?
no, es un golpe en la venta, tú estás lejos
pero no me importa, quiero creer que eres tú,
ahora creo en la teletransportación:
sí , es eso, lo haces para verme y reírte.

Te da risa verme en este estado de neurosis
pero no es así, yo estoy calmado, no debo temer.
oh! otro ruido, ja ja ya entendí tu juego
no importa, jugaré también

Ahí voy, me ves? Me ves? Segura?
pero si estoy al frente tuyo, yo te veo,
que pasa? No me importa, yo sé que me ves:
no con los ojos, eso es para simples mortales,
no como tú y yo, somos diferentes

No hay lugar para los demás, no en mí,
acá, donde yo estoy, solo hay lugar para ti,
cabemos estrechos, pero si no te importa sigue,
no es cómodo pero es lo que te puedo ofrecer,
disculpa si no es lo que pensabas, pero me puedo salir.

Sí claro! No, no me salgo, podré estar fuera pero sigo allí,
estoy contigo y me ves, yo lo sé
porque te veo, me ves porque cerraste los ojos,
me ves porque la distancia no importa,
me ves porque te veo.

Sé que nos vemos, lo sé por algo que no
es cosa ni es algo, lo sé porque lo siento,
nos vemos, sabes por qué es? Está bien te lo diré
nos vemos porque no importa nada:
no solo nos vemos, ahora entiendes?

Sí, es amor, lo sentimos, tú, yo
el resto no importa, así pueda parecerte un maniaco
yo te amo, y tú me amas
no me importa más, miento:
si me ves, si me sientes, si me amas:
es porque a pesar de estar loco, a pesar de
nada y todo, a pesar de siempre y de jamás

A pesar de: no importa el a pesar, ya te lo dije,
quizás de forma reduntante una y otra vez, te amo,
te amo y mi vida sin ti es solo un té,
y la verdad es más que eso,
Mi vida: ahora tú sabes más de mi vida
mi vida eres tú, es nosotros
mi vida, NO! Me niego. Mi es de uno:
desde ahora y desde hace mucho tiempo
sonrío al hablar de nuestra vida.