Me he puesto a reflexionar sobre el ahora de mi vida, vaya
si es deprimente el panorama, sin embargo hay algo por lo cual seguir, es un sueño,
el pensar en un jardín lleno de flores me impulsa a seguir adelante ¿para qué
las flores sino para cuidarlas, arrancarlas y dárselas a alguien? Es cierto,
ella es parte del sueño, malditos sean los sueños cuando solo son eso, por eso
es que no he muerto, no quiero soñar, no quiero seguir en la tranquilidad de la
nada, no quiero seguir siendo un idealista, criticón, bocón, un güevon.
Empezaré con un girasol, poco a poco se hará realidad el
jardín, no lo sembraré, se lo daré, luego dos rosas, luego una amapola y un
tulipán, no hay sitio para gardenias y ni claveles. Le daré violetas y algunas
margaritas, le daré todo para el jardín, es obvio que ya no hablo de un jardín,
le daré todo, todo, a cambio solo quiero sus ojos y su sonrisa, su voz siempre cantando
y su mano para que jamás me deje ir.
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