Necesitaba alcohol para tomar valor, es un cobarde, un
imbécil que no es capaz de decirle lo que siente por miedo a ser rechazado,
una, dos, tres, cuatro cervezas en la mesa y son todas de él, se ríe, habla duro,
es un maldito ebrio que no sabe ni donde está.
No está sólo, nunca lo estuvo, ella se ha hecho responsable
de él al sentir lástima por su deplorable estado de embriaguez, lo lleva de un
lado a otro para ver si retoma un poco la conciencia, le da comida y él a duras
penas se la puede meter a la boca, da asco.
Caminan juntos hasta la casa de ella, el ebrio ya se puede
sostener sólo pero no deja de tambalearse, su objetivo cambió hace mucho
tiempo, ya no le quiere decir nada, así lo sienta, ahora solo busca más licor
para ahogar su cobardía.
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